Ir al contenido principal

Dinero feliz

Poco a poco va calando cada vez más la idea de dinero feliz, asociada a escenarios de abundancia, riqueza y antidiógenes, frente a conceptos de escasez y antiprosperidad.
¿Qué viene a decir todo esto?
Si entendemos el dinero como un ente independiente y autónomo con vida propia y le atribuimos carga emocional, le cedemos un gran poder sobre nosotros, nuestra vida y nuestras relaciones. Sabemos, sin ninguna duda, que el dinero no tiene nada que ver con su propia mala prensa, sino que cada uno de nosotros es responsable del uso que hace de él.
Dinero feliz es aquel dinero que invierto en lo que me gusta y en lo que no me gusta tanto, cambiando el significado que le doy. Si pago una multa, invierto en aprendizaje. Si pago una factura de gas, invierto en comodidad. Si pago mi casa, invierto en patrimonio, etc. Y nunca, nunca, pago algo con odio, rencor, ira, menosprecio o cualquier otra emoción negativa. Aunque me cueste encontrarla, procuraré buscar la parte positiva asociada al acto de pagar algo y si no la encuentro, me la invento para ese caso.
Sí, me la invento.
Se trata de cambiar el concepto de pagos por inversiones, rebajando y mejorando la carga emocional.
Por supuesto, si invierto en ocio, en proyectos, en familia, en aficiones, etc. se sobreentiende que la sensación siempre es positiva, aunque hay personas cuya avaricia y tacañería les lleva siempre a sentir disgusto ante cualquier desembolso.
Por otro lado, el dinero que percibo por mi actividad profesional, también tiene para mí el mismo halo de dinero feliz, dinero merecido, agradecido y bien recibido para invertir en montones de cosas siempre agradables.
Creo que ya es hora de quitarle el sambenito al dinero, una forma de energía para mí, y hacernos responsables y conscientes del uso que cada uno de nosotros hacemos de él.
Vuelvo a sugerir desde aquí "Un feliz bolsillo lleno de dinero", de David Cameron Gikandi, de descarga gratuita y lectura recomendada.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Trabajo o traalto

Es un simple juego de palabras inventado con un profundo significado para mí. Se trata de la perspectiva desde la que realizo mi actividad profesional. Desde el trabajo o desde el traalto, es decir, desde la obligación, la necesidad y la imposición o desde el disfrute, la creatividad y el deleite. Desde una vibración baja o desde una vibración alta. Desde el conocimiento dirigido o desde los dones y el talento innatos. Haz lo que te gusta y no trabajarás nunca. Esto no quiere decir que no me esfuerce, que no sea perseverante o que no tenga implicación, justo todo lo contrario, si mi actividad deriva de los dones, no trabajo, sólo traalto y transmuto lo que hago porque el origen lo es todo y cambia radicalmente el enfoque y la energía que pongo en ello. Averigua cuáles son tus dones si no lo sabes todavía, dirígete a su realización, dejemos de verlos como aficiones o como sueños colocándolos dentro de nuestras vidas en el centro de nuestra actividad profesional o laboral. Dejemos

El estancamiento no existe, se trata de degradación

Sí, lo sabemos, no podemos no crecer. El estancamiento es ilusorio, es la manera de decir y autoconvencernos de que me "quedo como estaba" sin avanzar, pero no es posible. Todo se mueve, continuamente, todo el rato. Todo varía a cada instante, sólo la limitada percepción humana es capaz de determinar parada, quietud y estancamiento.  En un interminable imaginario. Sin embargo, todo a nuestro alrededor nos informa de que lo estático es puntual para dar paso indefectiblemente a la degradación.  Nada mejora por el no uso, por quedarse como antes, por no aceptar o no permitir el avance. Ciertamente a las personas nos ocurre exactamente eso mismo.  Cuando decidimos que ya está todo hecho, aprendido, conocido, experimentado, y nada queda por mejorar, comienza la degradación y el derrumbe. No nos supongamos como modelo terminado de nosotros mismos, no existe tal, y no estamos aquí para llegar a eso sino para ser infinitos y extraordinarios, y eso se consigue de manera continua y sos

A mi edad, no...

¿Qué quieres hacer? He oído muchas veces esta creencia que parece incapacitarnos para un sinfín de actividades o experiencias en nuestra vida a partir de una determinada edad, cada uno elige cuál para que le sirva de excusa. A mi edad, que paso del medio siglo, no entiendo por qué debo dejar de aprender de mil y una cosas que todavía me quedan por experimentar. No hace tanto comencé a bailar, no hace tanto cambié mi vida completamente saliendo de la zona de confort para entrar en la de pánico (así la llaman, pero debo decir que nunca me he divertido y disfrutado tanto como desde que estoy en ella), hace poco que aprendí..., hace poco que empecé... De eso se trata, según mi teoría, que seguramente no será nada mía, estamos en esta vida física para vivir una experiencia humana extraordinaria, única y genuina, y parece que se nos olvida en cuanto pisamos el suelo. Pues aquí va el reto, no dejes de experimentar, disfrutar, vivir el presente y ser feliz probando cosas nuevas como si