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Mostrando entradas de marzo, 2015

Éxito y fracaso no existen

Seguir pensando en términos de éxito y fracaso, es seguir en el mismo paradigma dual de bueno y malo, blanco y negro. Ya sabemos que esta limitada forma de considerar la existencia nos obliga a constreñir nuestra perspectiva y nuestras posibilidades de visión ampliada. Ahora sabemos también que el éxito y el fracaso como tales no existen, son meras ilusiones e interpretaciones parciales de nuestra realidad. Sí, lo sabemos, pero seguimos dándole vueltas e imaginando escenarios de bueno y malo, cuando la mayoría de las veces, cuando nos acercamos a interrogar el significado de tales eventos, nos damos cuenta de que ni siquiera se trata de nuestras propias definiciones de éxito y fracaso, ..., entonces, ¿de quién son? Pueden ser de cualquiera, menos nuestras. La experiencia nos ha hecho comprender la ilusión de todo esto, lo que ocurre, es que lo olvidamos con facilidad. Así que para empezar, un ejercicio simple: actualizar qué entendemos por éxito exactamente y, si nos apetece, po

Sincronicidad

¿Cuántas posibilidades hay de que te roben el coche 3 veces seguidas en 3 localidades diferentes en el transcurso de 3 meses y en ninguna ocasión el coche sufra ningún daño? ¿Cuánta casualidad se necesita para que una misma persona te llame 3 veces porque ha encontrado tu tarjeta entre decenas en un panel de 3 sitios diferentes en una ciudad como Madrid durante los últimos 6 años, no se acuerde de las veces anteriores, no te reconozca de nada y no sepa exactamente por qué te llama? ¿Qué probabilidad hay de que cada vez que vas a un restaurante te encuentres comiendo a un conocido que casualmente sólo va exactamente las mismas veces que vas tú a ese sitio?, ¿... y que la única vez que vas y no lo encuentras en el restaurante, lo encuentras 2 horas más tarde paseando por una calle cualquiera de Madrid? ¿Qué posibilidad hay de encontrarte con un extraño en una calle desierta y de madrugada en Dublín que se ofrezca a llevarte al aeropuerto cuando llevas una hora sin que aparezca tu auto

Automaestría y coaching

Hemos convenido como sociedad dejarnos guiar por maestros en todos los aspectos de nuestras vidas. Si bien es cierto que de niños son necesarios el cuidado y las enseñanzas de los adultos para facilitarnos el aprendizaje durante nuestros primeros años, no es menos cierto que ya de adultos, en múltiples ocasiones, delegamos en otros nuestro propio proceso de evolución. A veces es correcto y saludable aprender de otros que nos llevan ventaja, pero creer que no somos capaces de progresar y comprometer nuestro crecimiento personal dejándolo en manos de terceros es ya, a estas alturas de la evolución, hipotecar nuestra autonomía e independencia y un catastrófico error, según mi mirada. Si no sabes a dónde vas, otros decidirán por ti. Durante los procesos de coaching, acompañamos a la persona a encontrar su propio potencial, a recordar su valía en un reconocimiento incondicional, sabiendo que todo está ya en su ser. Tratamos de que el acompañamiento esté dirigido a sacar a la luz la au

Se acabó la lucha

Siempre he intuido que mi espíritu era pacífico, no combativo, no reactivo, que prefería imaginar, crear, probar, experimentar. Tenía idea de luchas lejanas y no por cobardía, sino por presentir la inutilidad, recreaba escenarios brillantes, cálidos y amables en su lugar. Hoy sé porque otros han investigado mucho más a fondo y lo han divulgado maravillosamente, que, a través de los campos mórficos, la teoría de cuerdas, etc., la consciencia colectiva evoluciona con las consciencias individuales y todos participamos en el macrocambio vibracional global. Hoy sé que la lucha y el ir contra, robustece lo combatido. También sé que no estoy aquí para vivir en el enfrentamiento, sino para contribuir a un nuevo mundo. Por eso se acabó la lucha, sólo quiero creación, apuesta incondicional por las más altas vibraciones del ser humano y su bendita misión que no es otra que vivir plenamente y disfrutar de cada instante. Todo esto ya lo hemos dicho todos más de una vez. Sí, pero, ¿cuántos lo he